miércoles, 13 de mayo de 2020

El Mar Mediterráneo y su importancia en el desarrollo de la Antigüedad.



Desde el origen mismo de la civilización, la cuenca del mar Mediterráneo ha tenido un importante rol en la historia de la humanidad. Su condición de mar interior (rodeado de tierra) y el hecho de que en él se conecten Asia, África y Europa, lo convirtieron en un espacio ecúmene, es decir, un espacio poblado en forma permanente por distintas culturas, las que lo ocuparon como un medio para comercializar bienes e intercambiaron ideas y conocimientos.

Otro factor geográfico importante que benefició a las culturas del mar Mediterráneo fue el clima templado de sus costas, cuyas estaciones están bien marcadas, con inviernos fríos y húmedos y veranos secos y calurosos, pero sin llegar a temperaturas muy extremas, lo que favorece tanto el asentamiento humano como el desarrollo de la agricultura.


EL ESPACIO GEOGRÁFICO DE LOS GRIEGOS Y ROMANOS

Tanto los griegos como los romanos expandieron la influencia de sus culturas mucho más allá de las regiones en donde se originaron. Aun así, el espacio geográfico que habitaron en sus inicios fue determinante para el desarrollo de sus civilizaciones. El medio natural en donde se desarrolló la civilización griega fue lo que ellos mismos denominaron la Hélade, compuesta por la península balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de Asia Menor. La influencia de este territorio en la cultura de la antigua Grecia fue muy significativa.

Cubierta de montañas, la Hélade fue un lugar en donde la agricultura solo pudo practicarse de forma limitada, lo que obligó a buscar nuevas tierras cultivables. Además, la división natural del territorio propició la formación de ciudades independientes.

Además de la enorme cantidad de islas del mar Egeo, la necesidad de los griegos por colonizar nuevas tierras hizo de la pesca y el comercio marítimo una actividad fundamental de su cultura; y las temperaturas moderadas del clima mediterráneo favorecieron la vida al aire libre y estimularon el desarrollo de actividades como el deporte, las artes, la política y la filosofía.

La Hélade


La península itálica es una zona montañosa cuya “columna vertebral” son los Apeninos, una cordillera que la atraviesa de norte a sur, aunque con numerosos valles cuyo clima mediterráneo favoreció el cultivo de trigo, aceitunas y viñas, así como también el pastoreo. Estas actividades fueron determinantes para el surgimiento de la civilización romana. Productos como el aceite de oliva y el vino se transformaron en característicos de su civilización.

Península Itálica


LA EXPANSIÓN GRIEGA POR EL MEDITERRÁNEO


Si bien los griegos se reconocían como una cultura particular cuyo núcleo estuvo en la Hélade, a partir del siglo VIII a. C. se dio inicio a un largo período de expansión que los llevó a fundar numerosas colonias (apoikías) y factorías (emporion) en territorios como el norte de África, Asia Menor, el sur de la península itálica y Sicilia, las riberas del mar Negro y la costa mediterránea de Francia y España.

Los motivos que impulsaron esta expansión tuvieron que ver con un aumento de la población y la escasez de tierra cultivable, la búsqueda de nuevos mercados, así como también la necesidad de abastecerse de materias primas, como metales y madera. Este contacto permanente resultó determinante para su desarrollo.



LA EXPANSIÓN ROMANA POR EL MEDITERRÁNEO

En el territorio que hoy ocupa Italia se instalaron al menos tres poblaciones diferentes: etruscos, itálicos y griegos. Los etruscos se asentaron en el norte italiano cerca del siglo IX a. C. Los itálicos se instalaron en el centro; y los latinos, poblaron las fértiles orillas del río Tíber. Los griegos estuvieron presentes hacia el sur del territorio y en la isla de Sicilia, desde el siglo VIII a. C., por medio de la fundación de colonias.

A partir del siglo IV a. C., Roma inició un proceso de expansión territorial en diversas direcciones. Las conquistas fueron posibles gracias a la fuerza militar que radicaba en un ejército disciplinado y eficiente, sus técnicas bélicas y su armamento, los que lo convirtieron en uno de los más poderosos del mundo antiguo. A lo largo de su historia, Roma llegó a abarcar toda la cuenca del Mediterráneo, hasta convertirse en un imperio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario