Cuando llegaron al
continente, los españoles intentaron reproducir en América el sistema de organización urbana que
funcionaba en la península. Por ello, una de las primeras tareas que realizaban
las huestes de conquista era tomar posesión del territorio en nombre del
monarca y fundar una ciudad.
Así, capitales y ciudades principales se convirtieron en centros operativos del dominio hispano, pues en ellas se instalaban las principales instituciones de la administración colonial.
Muchas de estas urbes tuvieron una importancia productiva o comercial, otras, en cambio, operaban como centros administrativos o zonas de frontera, de modo de resguardar la ocupación hispana ante levantamientos indígenas o amenazas de otras potencias europeas.
Si bien gran parte de la población se localizó en zonas rurales y, por lo tanto, la cultura y la identidad estuvieron marcadas por la vida y las rutinas propias de dichas zonas, las ciudades crecieron paulatinamente, especialmente gracias a la población mestiza, que buscó vivir en ellas, ya que otorgaban más posibilidades económicas que el trabajo rural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario