Después del triunfo patriota en la batalla de Chacabuco, hecho que marca el inicio de la Patria Nueva, Bernardo O’Higgins es designado por un Cabildo Abierto de los vecinos de Santiago como nuevo Director Supremo de Chile, presidiendo y firmando un año después, el 12 de febrero de 1818, el Acta de Independencia.
Luego de esta proclamación, se siguieron librando batallas entre realistas y patriotas, siendo fundamental la ocurrida en Maipú en 1818.
Si bien la aristocracia criolla, bajo este contexto de guerra, apoyó el carácter autoritario del gobierno de O’Higgins, las reformas implementadas bajo su gobierno pronto despertaron la desconfianza de este grupo, lo que se profundizaría aún más con la promulgación de la Constitución Política de 1822, la cual le permitía ser reelegido por otros diez años como Director Supremo.
Ese mismo año en la provincia de Concepción estalla una rebelión en contra de su gobierno, la que fue encabezada por el general Ramón Freire y a la que pronto se unió la provincia de Coquimbo. El 28 de enero de 1823, O’Higgins decidió abdicar, es decir, renunciar a su cargo. Con este hecho se suele marcar el fin del proceso de independencia de Chile.
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