Con la batalla de Rancagua comenzó el período de Reconquista o restauración monárquica, caracterizado por el restablecimiento del dominio español y por las crecientes diferencias entre criollos y españoles. Esto llevó a que los criollos tuvieran que optar entre dos alternativas opuestas: seguir los mandatos provenientes de la monarquía española o trazar un rumbo propio.
La lucha entablada
entre “exaltados” y “moderados” fue siendo reemplazada por la lucha entre “realistas”,
quienes pretendían mantener la sujeción a la Corona; y “patriotas”, quienes
pretendían lograr la independencia de Chile.
Los gobiernos españoles de Mariano Osorio (1814-1816) y Casimiro Marcó del Pont (1816-1817) asumieron la misión de restablecer el poder monárquico en el reino de Chile, lo cual se hizo, principalmente, a través de distintas medidas represivas. El actuar abusivo de la Corona española, por medio de las tropas realistas, motivó que gran parte de los criollos se sintieran motivados a adherir al bando de los patriotas.
Para enfrentar a las fuerzas realistas, los criollos debieron acumular recursos y desarrollar sus fuerzas militares. Para esto se trabajó en dos frentes, uno interno y otro externo, los que se complementaban con el fin de derrotar y expulsar al Ejército Realista, cuestión que se logra gracias al triunfo logrado en la batalla de Chacabuco en 1817.
En este período,
muchos hombres y mujeres contribuyeron a la lucha patriota. Entre las mujeres
destacaron Paula Jaraquemada, Javiera Carrera, Luisa Recabarren, Cornelia
Olivares, Agueda Monasterio, entre otras.
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